Evite ser utilizado by Wayne W. Dyer

Evite ser utilizado by Wayne W. Dyer

autor:Wayne W. Dyer [Dyer, Wayne W.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Autoayuda
editor: ePubLibre
publicado: 1977-12-31T16:00:00+00:00


Si usted no quiere que un hombre haga determinada cosa, el mejor sistema consiste en inducirle a que hable de ella; porque cuanto más hablan los hombres, más probabilidades hay de que no hagan nada.

Cada vez que se apreste a explicar a alguien cómo desea que se le trate, pregúntese previamente si su explicación va a servir de algo. ¿Malgasta sus energías dirigiendo la palabra a un vendedor al que realmente le tiene sin cuidado lo que usted dice? ¿Discursea a sus hijos, a los cuales la arenga les entra por un oído y les sale por otro? ¿Le escucha su cónyuge como quien oye llover, para luego seguir haciendo una y otra vez las cosas a las que usted pone reparos? He aquí tres ejemplos de otras tantas situaciones en las que las palabras resultan inútiles, aunque a través de la aplicación creativa de nuevas normas de conducta, la gente puede empezar a recibir el trato que desea.

1. PADRES E HIJOS. Corinne tiene tres hijos por los que se siente sojuzgada durante una barbaridad de tiempo. Prácticamente, se pasa la vida hablándoles y haciéndoles reflexiones, pero los chicos no parecen asimilar nada.

De vacaciones, Corinne y su familia están en la playa. El marido disfruta por su cuenta, pero la madre ha enseñado a las criaturas que ella es el árbitro de todas las disputas infantiles, por lo que oye:

—Billy me está tirando arena, mamá.

—Deja de hacer eso inmediatamente, Billy.

Tres, minutos después:

— Billy me está salpicando, mamá. Ordénale que no me salpique más.

—Díselo a tu padre.

—Ya se lo he dicho. Me ha contestado que eso no va con él, que recurra a ti.

Diálogos como éstos pueden repetirse indefinidamente. Cada uno de los chiquillos apela a Corinne y consigue su atención. Corinne reacciona exactamente como ha indicado a los niños que iba a reaccionar: reprendiendo o quejándose, pero sin ir más allá.

En el supermercado, el más pequeño de los hijos pide un chicle de la máquina. Corinne dice que no. El chaval coge una rabieta que se prolonga hasta que Corinne ya no puede aguantar más y cede. El mensaje: «Si quieres algo, no me hagas maldito caso, coge un berrinche, y al final te saldrás con la tuya». Corinne se pasa la vida perorando a los críos, pero éstos no oyen lo que dice, porque las palabras están desconectadas de la realidad.

Corinne puede enseñar a sus hijos mediante la conducta, en vez de las palabras, o puede emplear las palabras y subrayarlas por la acción. Cuando los chicos acudan a ella para que actúe de juez, Corinne puede sencillamente esfumarse. Sí, quiero decir que desaparezca, que se vaya y deje que los mozalbetes zanjen sus disputas por sí mismos. Puede encerrarse en el cuarto de baño, puede salir a dar un corto paseo (si los niños no son demasiado pequeños para quedarse solos en casa), etcétera. O puede limitarse a decir: «Esta vez vais a solventar solitos el problema», y hacer caso omiso de sus quejas o protestas.

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